La innovación es uno de las pocas “habilidades” a las que se le puede calcular un “retorno a la inversión” con cierta facilidad. De ahí que cobre una especial importancia a cómo implantar las Soft skills relacionadas con la innovación.
Cuando hablamos de innovación, en realidad sumamos dos conceptos que suelen confundirse. Por un lado, la creatividad, Por otro lado, la capacidad para transformarlo en algo tangible, práctico y que soluciona un problema en concreto. Uno puede ser muy creativo, y no solucionar nada. Por otro lado, nose puede crear valor sin añadir creatividad que implica resolver un problema de una forma muy distinta a la actual. A efectos de simplicidad, cuando hablamos de innovación, incluimos estos dos aspectos: la creatividad y la practicidad.
La habilidad de la innovación es una competencia humana sumamente valiosa, de hecho cuanto mayor grado de automatización, robotización e implantación de algoritmos de inteligencia artificial se produzcan en la práctica, más esencial será la competencia de la innovación, algo que solo los humanos podemos aportar frente a las revoluciones tecnológicas actuales y por venir. Según una investigación realizada por Linkedin en 2020, la creatividad es la “habilidad blanda” más valorada por las empresas a la hora de contratar nuevos empleados. Y se puede demostrar una “rentabilidad de la inversión” en creatividad, según Adobe: su estudio sobre la innovación indica que las empresas que invierten en creatividad.
73% son financieramente exitosas:
Aumentan la productividad de sus empleados en un 78%
- Un 82% tienen clientes satisfechos
- Un 78% consiguen una mejor experiencia del cliente
- Un 83% generan innovación.
Las competencias emocionales de empatía, iniciativa, flexibilidad y resiliencia multiplican los efectos de las metodologías de innovación (brainstorming, design thinking, etc.). Pero, ¿Cómo se implantan estas competencias emocionales, si no se pueden “enseñar” de una forma tradicional?
Una solución que ha surgido muy recientemente consiste en desarrollarlos mediante “micro- hábitos”. Las competencias son actitudes traducidas en hábitos. Si según los psicólogos un hábito se adquiere después de 21 días de práctica diaria, organicemos el desarrollo de competencias emocionales ligadas a la innovación, promoviendo a los equipos a practicar diariamente:
- Pequeños ejercicios o prácticas
- Fáciles de recordar y de practicar
- Cuya repetición genere hábito
- Y que dichos hábitos refuercen la competencia correspondiente
Por ejemplo, para desarrollar la flexibilidad mental, cambiemos continuamente de sitio a la hora de estar en una reunión. Notarás que tiendes a sentarte siempre en el mismo sitio. Pues cambia de sitio de forma constante.
Acostumbra a tu mente a no acomodarse a un solo punto de vista. A vencer la zona de confort. Es un típico ejemplo de micro hábito.
Si esto se combina con el concepto de micro aprendizaje y aprendizaje continuo, estaremos empezando a visualizar una forma nueva de desarrollar los Soft skills que va a revolucionar la práctica de las Soft skills.