La Navidad es una de las celebraciones familiares más importantes del año, celebradas por todos y que cuentan con una fuerte carga no solo de eventos y actividades sino también psicológica.
Es época de recuerdos, de tradiciones familiares y espirituales, de añoranza y esperanza. De repasar lo que ha sido el año que termina y las ilusiones en el que comienza.
Existe una idea preestablecida de como tenemos que sentirnos y comportarnos en estas fechas, debido en muchas ocasiones a la influencia de las campañas publicitarias de esta época del año: emociones únicamente de naturaleza positiva y alegre, dejando de lado otras como la frustración, culpa o tristeza las cuales se encuentran indirectamente “prohibidas” durante estas épocas.
Parte de aprender a gestionar nuestras emociones consiste en saber aceptar y a convivir con uno mismo.
¿Y a qué nos referimos?
Pues a aprovechar estas épocas, para poner en práctica nuestras “vulnerabilidades”. Esos aspectos que quizá no nos gustan tanto de nosotros mimos pero que no por ello dejan de estar ahí.
Emociones como el miedo, la ira o la tristeza pueden ser trabajadas con competencias como practicar la adaptación e integración personal.
Es por eso te invitamos a hacer una meditación personal y poner en práctica pequeños hábitos:
· Disfruta con los tuyos siendo autentico, nos referimos a que aceptes las emociones que te hace sentir sin dejarte influenciar por la publicidad y su concepto de perfección en fiestas.
· Respeta y valida tus emociones y la de los demás, no emitas un juicio por lo que sientes o como te hacen sentir los demás, es importante enseñar y auto enseñarte que es importante que te sientas seguro ante ellas, que todas son válidas y que es bueno expresarlas.
· Respeta y analiza tus emociones. Como ya sabemos toso “conócete a ti mismo”. Intenta ver desde el fondo del corazón cuales son tus emociones, cómo repercuten en ti y en los demás, cómo quieres gestionarlas.
Y ante todo, y más estos días que en breve comenzaremos, abraza y ¡abrázate! ¡Disfruta! Siempre hay momentos complicados, pero también siempre hay momentos buenos. Son esos momentos los que nos tienen que recargar las pilas para hacer frente a lo que después no es tan apetecible. Así que no tengas miedo a ser tú, a descubrirte, a llevarte una sorpresa. ¡Feliz navidad!